La cosmovisión inca nos presenta una visión holística del ser humano, donde el individuo es entendido como un sistema complejo compuesto por tres elementos interconectados: el kurku, el huchuy ahayu y el hatun ahayu. Estos aspectos, presentes en la filosofía andina, nos permiten comprender la interrelación del cuerpo material, el ánima y el espíritu en la vida cotidiana de El Runa.
El primer elemento, el kurku, se refiere al cuerpo material. Es el soporte físico del ser humano, el vehículo a través del cual interactuamos con el mundo tangible. El kurku es considerado sagrado, pues alberga la esencia divina y la chispa del cosmos. Desde la cosmovisión andina, se le da una gran importancia al cuidado y respeto del cuerpo, ya que se entiende que su equilibrio es fundamental para el bienestar integral.
El huchuy ahayu, o ánima, representa el aspecto animado del ser humano. Es la fuerza vital que anima y da movimiento al cuerpo material. Esta energía vital está relacionada con la respiración, el latido del corazón y la fluidez de la sangre. En la cosmovisión andina, se cree que el huchuy ahayu es sensible y puede ser influenciado por el entorno y las energías externas. Por lo tanto, se busca mantener un equilibrio entre el cuerpo y la energía vital, a través de prácticas como la meditación, la conexión con la naturaleza y la armonización de las emociones.
El hatun ahayu, o espíritu, es el tercer elemento de la cosmovisión andina y representa la dimensión más elevada del ser humano. Es la conexión con lo trascendental, con lo divino y con la sabiduría ancestral. El hatun ahayu trasciende los límites del cuerpo y del tiempo, siendo parte del cosmos infinito. En la cosmovisión andina, se busca cultivar y fortalecer esta conexión espiritual, a través de rituales, ceremonias y la búsqueda de la sabiduría de los antepasados.
En resumen, El Runa, desde la cosmovisión andina, se comprende como una integración armoniosa entre el cuerpo material (kurku), el huchuy ahayu (ánima) y el hatun ahayu (espíritu). Estos tres aspectos fundamentales permiten una visión completa del ser humano, donde se reconoce la importancia de cuidar y equilibrar tanto el cuerpo como la energía vital y la conexión espiritual con el cosmos.
La cosmovisión andina, rica en sabiduría ancestral, nos invita a reflexionar sobre la interconexión entre todos los seres y la importancia de mantener un equilibrio entre nuestro cuerpo físico, nuestra energía vital y nuestra esencia espiritual. Un entendimiento profundo de El Runa nos ayuda a vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con el entorno que nos rodea.
¡Que estas enseñanzas nos inspiren a explorar nuestra propia cosmovisión y a valorar nuestra existencia como seres holísticos en constante evolución!
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Andrea | Certificada en diseños de viajes mindful
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